jueves. 28.03.2024

Recetas para disfrutar la legislatura

Javier Salvador, teleprensa.com

Lo importante de lo ocurrido en el Congreso de los Diputados con la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España no es el hecho en sí del desbloqueo, ni de las políticas sociales que se pongan en marcha o la activación de los grandes proyectos de obra pública, paralizados por la falta de un presupuesto a la medida, como puede ser el caso de la llegada del Ave a la provincia de Almería que es lo que más cerca me toca. Lo realmente importante de lo ocurrido en el hemiciclo de la madrileña Carrera de San Jerónimo es, sin lugar a dudas, lo que va a dar para encendidas broncas de café mañanero esta legislatura.

Y es tal el estado de nerviosismo que domina a la derecha, imagino porque se dirán aquello de ¿y ahora qué? Que la verdadera victoria de la izquierda, -la de la gente de izquierdas de la calle-, no está en el Congreso de los Diputados, sino en el día a día verdaderamente disfrutón que les queda a partir de ahora. 

Me explico.

Después de lo mal que lo han pasado, de tragar con insultos, la amenaza de la extrema derecha, la pérdida de Andalucía y tantos otros pesares, toca contraatacar. Y esta vez no se trata de darle argumentarios a los cargos públicos, sino a la gente, al ciudadano que ya está cansado del mensaje alarmista, de los apocalípticos y de que le tomen por idiota con viciadas soflamas de falsos constitucionalistas, golpes de Estado, legitimidad democrática, la España que se rompe o un gobierno contra las familias.

El primero de estos argumentos de barra de bar es muy sencillo. Basta con decir que la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno de España no es consecuencia de un pacto con ERC, sino de la ineficacia electoral del PP al presentar un candidato de juguete que incluso se ha permitido sacar pecho con 90 diputados. Y si no llega a ser por la arrogancia de Albert Rivera se habrían quedado en poco más de 60.

El segundo gran argumento es que si España se resquebraja no es debido a la llegada a la presidencia del gobierno de Sánchez, sino al terreno que los independentistas han ganado aprovechado la ausencia de gobierno con una mayoría suficiente. Dicho esto, las mayorías ahora quedan configuradas de otra manera, en concreto de una forma en la que microminorías como Teruel Existe, Compromís y tantos otros, incluso Bildu, tienen mas poder de decisión y presión en estos momentos que PP o Ciudadanos. Vamos, que sigue siendo consecuencia de presentar candidatos de juguete a unas elecciones generales de un país como España, serio pero con muy mala leche. 

Pero el mejor argumento de todos es que gracias a Santiago Abascal y sus cincuenta diputados de Vox, tenemos a Pablo Iglesias como Vicepresidente del Gobierno de España, a la madre de sus hijos como ministra, y nos libramos de que los chiquillos sean secretarios de Estado, como mínimo, porque aún no están en edad escolar, que si no fuese así otro gallo cantaría. 

Si. Tenemos a los amigos de Maduro, a los coleguillas de los iraníes que decía el PP y su jauría mediática en la mesa del Consejo de Ministros. Serán testigos directos de secretos oficiales porque candidatos de juguete, como Pablo Casado y Albert Rivera, convirtieron a la extrema derecha en una alternativa política creíble, viable.

Estarán ahí sentados, y eso no se le puede echar en cara a Pedro Sánchez, sino a los perroflautas de corbata y gomina, a esos que eran los asesores y cargos menores durante los años de corruptelas en el PP. Vamos, que sus pactos con Vox en Andalucía y otros lugares, dan absoluta legitimidad a acuerdos, matrimonios y hasta a sexo duro con Podemos, Bildu, ERC y cualquier otro partido político que se presente a las elecciones. Así de claro y de sencillo.

¿Saben cuál es el principal miedo de la derecha? Que entienden perfectamente que con cuatro medidas sociales y unas pocas infraestructuras, la alianza de izquierdas en España tiene por delante entre ocho y doce años de gobierno garantizado, como mínimo. 

Ahora se han dado cuenta de que  llevamos desde 2008 sin mojar, viviendo de recortes, crispación, y lo que viene a ser poner el culo para que el rico sea más rico, y el pobre más pobre y sumiso si quiere trabajar.

Y eso es, precisamente, lo que puede empezar cambiar. Recuperar el camino para engrandecer el significado de dignidad de la persona como nuestro principal valor fundamental constitucional, y no acotarlo a ayudas públicas de trescientos euros para matarlo lentamente, sin hacer demasiado ruido, sin que nadie se entere, porque cuanto más pobres son los pobres, menos gritan. Eso es, precisamente, lo que tiene que acabar.

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