sábado. 20.04.2024

Una pena de oposición para Almería

Javier Salvador, teleprensa.com

Ahora entiendo a la perfección por qué el alcalde de Almería no tiene más preocupaciones que las que le pueda poner encima de la mesa su secretaria particular, o particularísima, porque la oposición, a día de hoy, no tiene visos de provocarle el más mínimo sobresalto.

Los plenos de Almería son un coñazo, pero no por el hecho de que no existan necesidades en la ciudad, sino porque deben creerse que están en el Parlamento Europeo o en algún estamento interestelar, sin percatarse de que ese en el que se sientan es el salón de plenos de una ciudad arrinconada, en la que no se ha hecho nada de infraestructuras serias y realmente importantes en los últimos dieciséis años. Parece que el contacto con la calle es tan superfluo que no se enteran de que Almería es una ciudad sucia, asquerosamente sucia, pese a un presupuesto de limpieza descomunal.

Almería es una ciudad descuidada, en la que los parques y jardines pueden estar meses y meses sin podar, sin que nadie diga nada, sólo que hay problemas con la concesionaria del servicio.

Tenemos una red viaria, calles, que son verdaderas trampas mortales para todo aquel que circula en bicicleta o moto, porque por cada tapa de registro de alcantarilla o de lo que sea, hay boquetes en los que caben las dos ruedas. Que tenemos la mayor red de baches históricos de toda Andalucía y parace que nadie los pisa.

Aún no entiendo por qué la oposición no insiste, una y otra vez, en saber cómo, cuándo y por qué, se van a pagar millones y millones de euros por unas expropiaciones que se hicieron mal, terriblemente mal, para un Paseo Marítimo que no son capaces de terminar.

Me cuesta entender que la oposición no abriese la boca durante el proceso de juicio oral que en estos días ha puesto patas arriba la credibilidad de la institución municipal con el caso del Mesón Gitano. Porque es cierto que consiguieron salvarse de las imputaciones los concejales, cuando hasta el hermano del alcalde de Almería trabajaba para la empresa cuyo presidente y gerente se han sentado en el banquillo de los acusados, pero precisamente eso quiere decir que si ponen empeño las cosas de los juzgados las llevan bien. Ahora bien, si se trata de perder dinero de todos los ciudadanos, como los más de 20 millones que se pagarán por las expropiaciones del Paseo Marítimo, ahí da igual hasta que te condenen con intereses.

Soy incapaz de asumir que la oposición del Ayuntamiento de Almería no tenga la mas mínima firmeza para pedir responsabilidades, aunque sean políticas, por estos casos concretos o por las miles deficiencias que hay en una ciudad que se ha gastado una millonada de euros en una capitalidad gastronómica que no sabemos aún cómo justificarán, quién autorizaba los gastos y sobre la base de qué concursos. Vamos, que tampoco es muy normal que seamos capital gastronómica y que las comidas del alcalde se lleven a cabo en la trastienda de una carnicería. A partir de ahí tampoco es de extrañar que los pocos parques decentes estén ocupados ilegalmente por el exceso de chiringuitos que no tienen licencia para más de 25 metros cuadrados. Que manda huevos con mirar a otro lado y nadie vea ni de refilón un mínimo atisbo de prevacariación.

Seamos serios y dejemos la paz en el mundo para las cumbres mundiales, los temas de Estado para el Gobierno de España y lo relativo a la comunidad al Parlamento Andaluz, porque una oposición de ciudad que no es capaz de centrar los plenos en las deficiencias de la ciudad a la que representan es, sencillamente, una oposición inservible.

Ya vale de tanta chorrada, que una cosa son los brindis al sol de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Almería o el si a todo de Vox, pero alguien tendrá que dar la cara por la gente de la calle en algún momento.

Una pena de oposición para Almería
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